18/10/12

¿ Está criando a un hijo o hija tirano/a?

El niño tirano
Muchos padres se preocupan cuando un hijo de corta edad no obedece o desafía su autoridad.  Cuando los terapeutas consultados en estos casos decimos que los niños necesitan pautas, normas, reglas, hábitos, no lo hacemos con ánimo de anularlos, de tenerlos así controlados, sino todo lo contrario; lo argumentamos desde el convencimiento de que, gracias a esta línea educativa, el niño de hoy podrá ser un adulto auténticamente libre el día de mañana.



Mientras que si crece sin que nadie le marque el más mínimo límite (por aquello de: "¡Pobrecito, que no se traumatice!"), lo más probable es que se convierta en un despótico energúmeno, sin ninguna libertad, ya que será un pobre esclavo de sus instintos más primitivos, porque no desarrollo un correcto control de sus impulsos.

Fernando Savater dice: "Para que una familia funcione educativamente es imprescindible que alguien en ella se resigne a ser adulto. Y me temo que este papel no puede decidirse por sorteo ni por una votación democrática, es obvio que el adulto no puede ser el niño o niña en cuestión. El padre que no quiere figurar como el adulto de la casa, sino como "el mejor amigo de sus hijos" es algo parecido a un arrugado compañero de juegos, sirve para poco; la madre, que comúnmente hoy eh día tiene como única preocupación de que la tomen por hermana ligeramente mayor que su hija, tampoco vale para mucho más".

Vamos contra la corriente los que predicamos el retorno a las figuras de autoridad en la familia, que los hijos tienen que aprender a cumplir con sus obligaciones, y que los padres desde la familia debemos fomentar las virtudes y la adquisición de valores positivos, para formar hijos e hijas que sean productivos para la sociedad en la que viven.

Hay que abolir, de una vez por todas, la absurda creencia de que al niño no hay que negarle nada. Así pues, no teman decir "NO" las veces que haga falta







Es muy fácil que un menor se convierta en tirano. Las líneas maestras para crear un niño tirano son las siguientes: tiene que consentirle todo, no decirle nunca "no" a ninguna de sus demandas y doblegarse siempre a sus caprichos.


Características de la familia de un tirano:
  • Padres sobreprotectores que impiden que sus hijos maduren por sí mismos.
  • Desde los primeros años, los padres claudican continuamente ante sus peticiones y caprichos.
  • Incapaces de ver al niño "sufrir", acceden a todos sus deseos.
  • Para no ver al niño "con ansiedad", ante la primera señal de malestar le retiran de la situación.
  • Padres tienen diferencias (importantes) en el estilo educativo que practican ambos.
  • Uno de los progenitores está en alianza con el hijo tirano y en contra del otro.
  • Ausencia de límites educativos y de figuras que representen mínima autoridad.
  • Padres con miedo a mantener una actitud educativa firme por malas experiencias durante su propia educación ("A mí me educaron a golpes y no quiero que pase lo mismo con mi hijo", argumentan).
  • Educación sólo en manos de los abuelos o de otras personas (por ejemplo, servicio doméstico, guarderías, parientes, etc.), más permisivos en imponer disciplina.
  • Consideración del niño como especial: hijo muy deseado, con dificultades para tenerlo, hijo único, hijo adoptado, concebido por padres muy mayores, considerado como niño prodigio, con discapacidad física o psíquica, etc.

Características del niño tirano:

  •  Es muy caprichoso.
  • Sabe molestar a los demás pero no soporta que lo molesten a él.
  • Muestra una baja tolerancia a la frustración: no acepta los fracasos.
  • Es egocéntrico, egoísta, con necesidad de llamar la atención, exigiendo siempre sus derechos, pero no le importan los de los demás.
  • Atemoriza a los padres mediante pataletas (si es pequeño) y amenazas de fuga,suicidio y/o autolesionarse (si es mayor).
  • Hace sentir culpables a los padres mediante comparaciones con otros niños y constantes quejas de no ser querido lo suficiente ("todos lo tienen menos yo!", grita y gime cuando quiere algo)
  • Hijo único (en el 35% de los casos), también puede ser el hijo mayor o el pequeño cuando hay diferencia en años con los mayores.
  • Varón en la mayoría de los casos: se calcula que hay una niña tirana por cada cinco niños tiranos.
¿Cómo reconvertir al niño tirano?


Hoy en día, en la mayoría de los hogares promedio, prácticamente toda la actividad de la familia gira alrededor de los menores. Se calcula que casi la mitad de las compras familiares (el 43% aproximadamente) son realizadas a partir de la influencia total o parcial de los hijos. Así pues, muchas compras relativas a la alimentación, vestuario, juguetería, etc. están condicionadas por la decisión de los retoños. Es fácil deducir que a medida que el niño tenga más prerrogativas y privilegios, más facilidades tendrá en convertirse en el único personaje con poder de decisión de la familia, es decir, un tirano.

Salta a la vista que a "los reyes de la casa" no hay que darles mucha cancha, porque la entronización en el hogar ya se la procuraron ellos mismos: saben  cómo manejar piezas importantes en el rompecabezas familiar.

Hay que comprometerles en la vida en familia. Hacerles respetar las normas, razonándoles el porqué se aplican, y enseñarles desde pequeños a controlar sus impulsos.


Normas prácticas para reconvertir al niño tirano y educar a los hijos:
  • Establecer reglas claras que regulen la convivencia familiar
  • Explicar con razones las reglas y la disciplina sugerida
  • Ser coherentes en el modelo de vida a trasmitir
  • Mostrarse persistente en las decisiones
  • Supervisar las actividades y amistades de los hijos
  • Autoridad parental ejercida en amor, sin autoritarismos agresivos o violentos
  • Procurar gratificar (premiar, elogiar, motivar), más que castigar, todas aquellas conductas que queremos que ellos desarrollen
  • Saber negociar con el niño las situaciones conflictivas, si la edad y su estado emocional se lo permite: que no viva las recomendaciones como una imposición, pero sí que vea la firmeza de los padres.
  • Mejorar la tolerancia a la frustración del hijo, animándole a conseguir autonomía, promoviendo tareas de a,cuerdo a la edad de los niños donde ellos puedan enfrentar y superar pequeñas dosis de frustración.
  •  Fomentar vínculos de respeto y cariño mutuos.
  • Trasmitir los valores éticos, culturales y religiosos, que apoyen la correcta expresión social y emocional del niño/a.
  • Otorgar y delegar responsabilidades y total confianza a los hijos, de acuerdo a su edad.
  • Mostrar satisfacción en el papel de padres y esposos.
  • Acostumbrar al niño a "pararse y pensar" antes de actuar.
  • Enseñar al hijo a ponerse límites y ser coherente consigo mismo.
  • Considerar las consecuencias de la conducta en los demás.
  • Entender los sentimientos de los demás: educación de los sentimientos hacia la empatía: ""ponerse en los zapatos del otro.
  • Distribuir y reafirmar el papel de cada uno de los progenitores, hermanos y demás familiares.
  • Que los padres no se sientan culpables sino satisfechos en su papel de padres, y que el hijo también se sienta satisfecho y querido en su papel de hijo. no tirano.
Para que una orden o instrucción sea eficaz siga las siguientes pautas:
  • Dé sólo una instrucción cada vez (no repetir órdenes mil veces). Ha de especificar la conducta deseada de una manera breve y clara.
  • Debe ser acorde a la edad del niño. Sin amenazas.
  • Darlas consecutivamente, no intentar imponer varias de forma simultánea.
  • Usar esquemas tipo "hacer" y "si-entonces" (si terminas tus deberes, podrás ir al parque")
  • Dar oportunidades de obedecer mediante avisos y recordatorios.
  • Apoyar las instrucciones de su pareja.
  • Comprobar la realización de la tarea si fuese necesario.
  • Alabar la obediencia y establecer consecuencias para la desobediencia.
  • Si el castigo está comprometido, es decir, si el niño sabe que una actitud o acción concreta conlleva sanción y la comete, hacérsela cumplir.
  • Buscar el momento oportuno para darlas y razonarlas. 

Alguien dijo acertadamente: "Sólo se educa cuando se instruye, se corrige y se exige; sólo se  instruye, se corrige y se exige cuando se ama"

"Ningún niño va a respetar y obedecer a un padre, madre o tutor, de quien no se siente amado, estimado, valorado y respetado"


Dedicar "tiempo de calidad" a los hijos es la mejor inversión que pueden hacer los padres: tiempo educativo (formativo, instructivo, nutritivo), en servicio permanente, con el nivel de disciplina y exigencia que corresponda. Asimismo, hay que decir más veces y desde los primeros meses de vida del niño: "Hijo/a te amo, eres una persona muy especial para mí, pero, mi amor, eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca". Se evitará que un hijo tirano le amargue la vida.

Reeditado por: Mayela Espinoza González, Psicóloga Clínica, con especialidad en Consejería de Codependencia y Disfuncionalidades familiares. 
Bibliografía: Elena Roger Gamir, pedagoga del Gabinete Pedagógico Solo hijos 


4/7/12

¡Tiempo de comer, tiempo de Familia!


La alimentación es una de las necesidades básicas para la vida y un derecho inalienable de todas las personas. Pero el acto de comer es mucho más que alimentarse: es un momento de comunicación, de transmisión de tradiciones y cultura y, también, de transferencia de afecto y enriquecimiento de los vínculos.

Compartir los alimentos con otros es una actividad humana con muchos e importantes significados. Uno de ellos es integrarse a la familia, dar y recibir afecto, sentirse valioso para los demás y comunicarse.

Además, en la mesa, como en otros lugares y momentos, los niños y las niñas aprenden con el ejemplo. No sólo están aprendiendo a comer, sino el hábito de la alimentación, el placer de disfrutar con la familia nuevas conductas que deben desarrollar, como compartir, esperar, usar los cubiertos y el vaso, etc.

La comida, un ritual para compartir

Los animales comen lo que la naturaleza les proporciona tal y como lo encuentran: pasto, frutos, una presa que cazaron, etcétera. En cambio, los seres humanos agregamos un valor adicional: encendemos fuego, cocinamos los alimentos, los preparamos, los condimentamos, los combinamos de distinta manera, y algo muy especial que nos distingue: hablamos y conversamos mientras realizamos estas acciones. Esto en nuestra cultura es conocido como un ritual.

Los rituales son situaciones que se repiten cotidianamente. Permiten saber qué va a pasar y principalmente crean seguridad. Este aspecto es sumamente importante durante la crianza de nuestros hijos: crearles ambientes de seguridad. Preparar la comida es uno de esos rituales relacionados con nuestra cultura, y puede convertirse en un excelente momento para compartir cosas con los más pequeños y fortalecer las relaciones familiares. Para conseguirlo, enumeramos algunas ideas que se pueden poner en práctica a la hora de preparar la comida con los niños y niñas:

  • Contarles qué van a comer.
  • Mostrarles cómo se prepara.
  • Nombrar cada alimento.
  • Pedirles que ayuden a lavar o pelar una fruta.
  • Hablar de cuánto tiempo hay que esperar hasta que se cocine.
  • Diferenciar entre dulce y salado.
  • Jugar con los colores y los tamaños de las verduras.
  • Explicarles los riesgos de los utensilios cortantes.
  • Imaginar que son cocineros de un programa de TV.
  • Contarles historias familiares sobre las comidas.
Cuando los padres, abuelos o cuidadores tengan prisa y no haya tiempo para este tipo de conversaciones es mejor decirlo, explicarles que en ese momento no pueden hacerlo y proponerles que hagan otra cosa. Si explicamos a los niños qué nos sucede, seguramente ellos lo entenderán; si les gritamos o tenemos actitudes de desprecio ellos sufren y no comprenden qué está sucediendo.

La comida está asociada al afecto

Al ofrecerles la comida a los más pequeños es muy importante la manera en la que lo hacemos: el tono de voz, las formas e incluso nuestro estado de ánimo. No es lo mismo tirar la comida en un plato sin mirar a los niños, que hacerlo cariñosamente en un clima de confianza, amor y seguridad.

Un clima de tensión intranquiliza y asusta, y puede desanimar a los niños a comer. En cambio, una actitud afectuosa puede estimular el apetito y también nos ayuda a mejorar nuestra relación con ellos. Todos los niños y las niñas necesitan que les miren, que les hablen y que alguien comprenda si ya no quieren comer más o si la comida está muy caliente o muy fría. El modo en que ofrecemos la comida es fundamental para que los más pequeños se sientan cuidados y con la seguridad suficiente para aceptar los nuevos alimentos que vamos incorporando en su alimentación.

La etapa de inicio de la alimentación es sumamente importante, porque los niños van creando sus hábitos y el gusto por los alimentos. Si un niño/a pequeño/a come por primera vez arroz muy caliente y se quema, entonces le quedará asociado el arroz con el dolor y probablemente no disfrute las próximas ocasiones que coma este alimento. Del mismo modo, si es la primera vez que come una fruta y la encuentra jugosa, dulce y puede tocarla y explorarla, esa fruta la asociará con una sensación placentera.


Mejor comer juntos

Los bebés y niños pequeños tienen que comer ayudados por adultos. Deben sentarse uno frente al otro, mostrarle al niño la comida, ofrecerla y esperar a que la trague para ofrecerle nuevamente. En los primeros meses de vida es mejor que los momentos de la comida sean íntimos entre el niño y la madre, o quien lo cuide. A partir del año de edad, lo más recomendable es que el niño coma con el grupo familiar porque eso le permitirá:
  • Dar y recibir afecto.
  • Sentirse un ser valioso para los demás.
  • Comunicarse con el resto de la familia.
  • Sentirse acompañado.
  • Aprender a respetar el tiempo de cada uno.
  • Integrarse, compartir y ser escuchado.
Comiendo acompañados, los niños comen mejor. Cuando el adulto lo atiende personalmente puede ayudarlo si lo necesita, servirle si quiere más, acomodarlo en su silla si no está cómodo. Los niños y niñas que comen con otros niños y adultos aprenden y socializan sus conductas, imitan y ven lo que comen los otros, cuánto y cómo.

Sabemos que no siempre existe la posibilidad de comer todos juntos, pero es importante que en algún momento del día puedan hacerlo. Si se está atravesando una situación de conflicto o crisis en la familia y no es posible comer en un ambiente de tranquilidad y seguridad, es recomendable que los niños coman en otro momento o en la casa de algún familiar cercano o cuidador con quien se siente cómodo.

Consejos

  • Ponerse de acuerdo con la pareja sobre las pautas de crianza y alimentación de los hijos e hijas.
  • Preparar la comida con los más pequeños.
  • Respetar los horarios de las comidas.
  • Asistirlos durante las comidas. Alimentar a los niños pacientemente, a su ritmo, y animarlos a comer.
  • No discutir durante el momento de la comida.
  • Minimizar las distracciones de TV, radio u otras actividades mientras es el momento de comer.
  • Despertarlos más temprano para que desayunen separado del horario de la comida.
  • Sacarlos a pasear para que se tranquilicen, jueguen y gasten energía.
  • Evitar que coman pan antes de las comidas.
  • Ofrecerles agua y disminuir la cantidad de jugos y refrescos que pueden disminuir el apetito.
  • Llevarlos a jugar a la plaza y realizar una merienda al aire libre.
  • Cumplir siempre aquello que se promete. No prometer cosas imposibles ni hablar de castigos irrealizables (como “no ver nunca más la televisión”).

Para tener en cuenta

"El cariño de los adultos a la hora de comer estimula y fortalece la relación con los más pequeños de la familia.

27/5/12

¡Hablemos de nutrición emocional!


RECONÓCELOS, ÁMALOS Y FOMENTA SU CREATIVIDAD

Nutrición emocional para crecer


Se sabe que desde temprana edad, los niños necesitan nutrientes biológicos para crecer sanos, pero también está comprobado que necesitan de nutrientes afectivos para tener un desarrollo óptimo, ¡identifícalos, porque son básicos!

Nutrientes Constructores:

Forman la estructura de la Inteligencia Emocional.
1.Amor
2.Aceptación
3.Respeto
4.Reconocimiento y Caricias

Nutrimentos Energéticos:

Acciones que los “mueven”.
1.Brindarles oportunidades
2.Promover sus Sueños y Creatividad

Nutrimentos Protectores:

Estos los defienden de las influencias negativas del entorno y los ayudan a actuar en forma adecuada.
1.Construir su Autoestima Alta
2.Comunicación Asertiva
¿Desde qué etapa debes brindarles a tus niños nutrición emocional?
El proceso a nivel psicológico de la nutrición emocional, inicia durante la etapa de gestación.
Una vez que nace el bebé, normalmente se despierta en la madre un instinto de protección. El pequeño necesita de su madre para sobrevivir, por lo que exige la atención física con la cual se irá conformando su mundo emocional.
Desde la perspectiva del Dr. Gordon Neufeld, “para que la educación parental sea efectiva se requiere de un contexto de relación especial que se llama "vínculo". El vínculo se refiere al impulso o relación caracterizados por la búsqueda o mantenimiento de la proximidad. Para que un niño permita ser dirigido por alguien tiene que sentir un vínculo activo y afectivo con esa persona, tener contacto y sentirse cercano a ella. Nutrición emocional es entonces esta relación creada a través de un "vínculo significativo”.

El afecto es la clave

Es de gran importancia que desde su nacimiento y hasta la preadolescencia se dé una buena nutrición emocional: durante los dos primeros años de vida ésta influirá positivamente en el neurodesarrollo de los bebés, hasta los 6 años ayudará a moldear la personalidad que tendrán los niños para el resto de sus vidas y de los 6 años hasta la pre adolescencia les aportará una buena autoestima, seguridad para manejarse en su entorno, así como confianza en sí mismos y en sus padres, quienes le servirán como punto cardinal para centrarlos en momentos en que se les presenten disyuntivas.
Conforme los hijos se van desarrollando y creciendo, experimentan la sensación de conexión que proviene de ser vistos y escuchados, reconocidos y entendidos. Esto se logra a través de una comunicación adecuada con nuestros hijos y de pasar tiempo de calidad con ellos: ya sea tomando un paseo, jugando o leyendo un libro.
Está comprobado que la existencia de privaciones emocionales vividas en la infancia, pueden marcar la vida adulta y producir síntomas que alteran la forma de vivir.
El amar a los hijos y demostrárselos juega un papel de gran importancia en su desarrollo emocional. Amar implica acciones, hechos, no sólo sentimientos. Amar a los hijos es afirmarlos en amor en su identidad, favorecer su capacidad para tomar decisiones y su desarrollo como seres creados para  alcanzar madurez y experimentar su libertad, guiada por principios de responsabilidad.
tomado de: ROBERTO YÁÑEZ EDITOR LIFESTYLE MUNDO52/ FOTO CORTESÍA CON INFORMACIÓN DE NESQUIK
Reeditado por: I. Mayela Espinoza gonzález, Psicóloga clínica, consejería en codependencia y adicciones.


18/5/12

Lic. Mayela Espinoza - Psicóloga Clínica

Terapia en línea pone a tu disposición consulta psicológica, consejos y herramientas psicoterapéuticas para conseguir un cambio en tu desarrollo emocional, con total privacidad y desde la comodidad de tu hogar.
 
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ESTAR DE PIE POR DENTRO...

Martes, 6 de septiembre de 2011 a la(s) 20:01 ·

"Estar de pie por dentro, no significa ser rebelde o tener una actitud agresiva ante los que no nos entienden. Significa tener una confianza interior tranquila que nos lleva hasta la meta. Significa saber por dentro que, a pesar de lo que sucede por fuera, todo resultará bien, porque Dios está en el escenario y, tiene todo bajo control, y cuando Él está presente NADA ES IMPOSIBLE.
Las personas que han decidido seguir de pie por dentro, sin importar lo que suceda, CRUZARÁN LA META!!
Nuestra fe debe continuar, aun cuando parece que todo y todos están en contra de nosotros. En Cristo podemospermanecer fieles por dentro, porque sabemos que nuestra vida verdadera está dentro de nosotros, en Jesús, y no en las personas o las circunstancias alrededor".